19 de mayo de 2013

Acaso ¿debió suceder?

En medio de un candombe en donde ni siquiera se sabía a que lado se pertenecía, ella decidió salir, salir de ese lugar tan frío, cerrado, donde sentía que esas cuatro paredes en algún momento se iban a encargar de serle aplastada.
Desde hacía ya tres meses y medio, de aquel abril que nada sucedía como se quería, lejos de encontrar una salida, fue a parar a una avenida, se sentía lugar solitario, sin embargo tanta gente le circulaba, tantos extraños dando vueltas. Caminaba en ese bulevar sin pensar a donde llegar, solo mantenía pequeños pasos hacia el norte, el sol a oeste ya estaba a punto de caer y una brisa fresca ya acompañaba su soledad.
Caminando no importaba ningún obstáculo, cruzó medio centro de su ciudad, autos que iban y venían, gente eufórica ya regresando a su hogar y ella solo quería escapar. Más de media hora es su deriva, en su burbuja, en su propio capuchón de las armaduras, no vio mejor oportunidad que tomar sus auriculares y hacer de su pálido atardecer, aun más del estilo dramático; al instante su cuerpo se vio a la necesidad de llegar a la nada más rápido aun, de a poco sus pasos débiles comenzaron a tener impulsos y ahí fue cuando después de haber caminado un par largo de las cuadras del bulevar, dio trotes fuertes, acompañados de su rock preferido, motivada específicamente por nada, pero que cada metro que avanzaba, de a poco iba recobrando su vida, ella seguía y sentía que en esa avenida no había fin, de echo tampoco le veía fin. Pensando en hasta dónde llegar, sin frenar abre sus ojos, ya habiendo sentido sensación de libertad, saca su auricular derecho de sus oídos y cae, se mira, vuelve a caer y sin entender mirando a su alrededor había logrado escapar, nada se escuchaba, miraba a sus cotados, solo veía las copas de los árboles a lo lejos balanceándose suavemente, mirando al cielo la noche ya había caído, la luna menguante se veía estupenda, mira a sus pies, caminaba sobre suaves césped, tan verde y tan puro, pensando a si misma ¿acaso me anticipé a un paraíso? , algo despierta sus sentidos, comienza a oler un suave y cálido aroma, demasiado placentero a su gusto, no sabía de dónde venía, ya no sabía si seguir, si quedarse o avanzar.
Justo lugar, que le daba tanta sensación, por supuesto nada quería echar a perder, caminando promiscuamente, observando cada detalles, y tal aroma de a poco sintiéndose más placentero aun, le parecía jazmín sin tener total certeza, nunca antes dándole importancia a un aroma como tal, pero este lograba despertarla, respiraba pureza y eso la llenaba.
Se asoma la madrugada, nada le importaba, ella estaba allí sola caminando, siguiendo firme se topa con un gigante poste, alumbraba demasiado con su luz, encandilaba a sus ojos, alumbrando de frente, al atrás del poste no lograba ver que seguía, acercándose solo veía obscuridad, pero sí, olía intensamente a jazmines, no podía resistir y quería llegar. Entonces fue, sobrepaso el poste de luz, descubrió que del otro lado no existía una continuación de su camino, pero a lo lejos pudo ver la inmensidad de capos de jazmines, le dieron su encanto de manera tan especial ni ella sabía ¿por qué? ni ¿cómo?, pero de algo estaba segura, quería pasar cuanto más tiempo pueda, e inmediatamente se propuso regresar al día siguiente a primera hora.
Ya eran altas horas de la madrugada, retrocede, en su oscuridad tenía que llegar nuevamente al poste de luz y dar regreso a su hogar. Temerosamente caminando anonadadamente de su sorpresividad, derepente de manera muy brusca escucha una fuerte frenada, comienza a temblar, algo no estaba bien, todo estaba demasiado oscuro, levanta su frente, mira a su izquierda y prendes dos grandes y potentes faros frente a sus ojos, no lograba descifrar con claridad que pasaba, escuchaba mucho movimiento y ruidos por donde quisiera, de tal impacto  cierra sus ojos y cae.

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